Millones de agricultores en todo el mundo, la mayoría de los cuales son mujeres, luchan por sobrevivir y alimentar a sus familias porque carecen de acceso a semillas de calidad, mercados o herramientas innovadoras que puedan maximizar sus cosechas.

Pero estos problemas se pueden resolver. Intervenciones como mejores sistemas de riego, fertilizantes mejorados y semillas resistentes a enfermedades y sequías pueden producir mayores cosechas.

Las alianzas entre los gobiernos y el sector privado pueden fomentar un crecimiento real; creando mercados nuevos y bulliciosos, y alimentando la oferta y la demanda, para que los agricultores puedan vender sus productos.

Y los programas educativos sobre cultivos ricos en vitaminas pueden ayudar a los agricultores a proporcionar alimentos más nutritivos a sus familias.

Al proporcionar a los agricultores las herramientas, el acceso, la capacitación y la tecnología adecuados, podría haber un aumento del 30 % en la producción mundial de alimentos; eso es 150 millones de personas más que tendrían suficiente para comer cada año.

Hacer frente al hambre en cualquier lugar es responsabilidad de las personas en todas partes.

Al empoderar a los países para que crezcan y salgan de la pobreza, podemos romper el ciclo del hambre y construir un mundo más estable para las generaciones futuras.